La Polaca…
Mi verdad es tan filuda y lacerante, como un cuchillo en la sien de miles osados Dioses que luchan incansables por obtener mí gastada fe y aún así puedo sentir sus voces replicando aquellos añosos cantos gregorianos que lentamente invaden mi adormecida sensibilidad y con furia desmedida arranco de mi memoria todo recuerdo que aún me pueda atar a ti !!!
Reflexionaba inquietante la Polaca, sumida en eterna lucha con sus pensamientos…la cual se aferraba cada vez más fuerte a los barrotes de su celda, como si de ello dependieran los lentos y malditos años que aún le quedan por vivir. Por mi culpa, por mi infinita culpa, susurraba en silencio su quebradizo corazón...mientras sus manos se deslizaban sinuosamente, sintiendo palmo a palmo lo inerte y frio de aquellos fierros. Que irónico pensó: Cuantos imbéciles no se habrán aferrados a estás porquerías al igual que yo y seguramente los destinos fueron y serán los mismos !!!. Esbozo una sonrisa y concluyo tajantemente: No Polaca !!!, Debes creer en imposibles…tan solo debes creerlo y fundirte en ellos !!!.
Caía ya la tarde de un día igual al resto de los que habían ya pasado y los que sin quererlo tendrían que venir...y así como en una enfervorizada paranoia cerro sus ojos hasta sentir que sus cuencas dolían hasta el alma y con un movimiento casi sistemático sus manos nuevamente se aferraron a los gruesos e insondables barrotes…sintió que su cuerpo flotaba, extasiada como en un delirante sueño percibió que la fuerza de aquellas menudas manos adquirían cada vez más vigorosidad, la cual segundo a segundo se transformaba en energía sobrehumana… comenzó nerviosamente a reír, los hemisferios de su mente ya planificaban la silenciosa y astuta huida…libre, por fin libre !!. Susurraba su voz entrecortada por la emoción, su cuerpo ya transformado en una frágil y liviana pluma la cual era parte de aquel pájaro imaginario llamado Libertad…sin planificarlo siquiera había traspasado aquellos malditos fierros y al otro lado de su celda contemplo su entorno una y otra vez y en rutilantes instantáneas aparecían como gigantes monstruos múltiples paredes, techos y suelos compañeros inseparables desde ya interminables tres años…oh Dios !! y aquella pequeña ventana, única y magnificente ventana…tesoro inalcanzable que contemplaba día a día, hora tras hora, como amante que sueña con amores imposibles. De pronto un estallido en su aniquilado frenesí, sin previo aviso cara a cara como relámpago en un estrellado cielo encegueciendo sus ojos se abría de par en par como un dios alado aquella maravillosa y diminuta ventana dejando entrar una enorme bocanada de luminosidad, la cual invadía hasta el más insignificante rincón de aquella mal oliente celda.
Extendió sus alas cual pájaro de fuego pronto a emprender el vuelo, respiro lenta y profundamente como queriendo beber de un solo sorbo hasta la más diminuta molécula de aquel maravilloso aire y tomo conciencia de todas sus venas, músculos y enfervorizados nervios de su cuerpo y libero su mente de todo pensamiento racional…sacudió lentamente su cabeza y dando un profundo y último suspiro cerro herméticamente sus ojos y se dejo llevar...fundiéndose lentamente con aquella esplendorosa y cegadora luminosidad que la envolvía con movimientos gradualmente ondulantes y placenteros hasta cubrirla en su totalidad… por fin un último y majestuoso destello de absoluta claridad invadió por algunos segundos el lugar y en relampagueantes instantáneas como de la nada todo volvió a la normalidad.
A la mañana siguiente muy temprano, como era lo rutinario la gendarme de turno ese día le llevaba el tradicional desayuno a la Polaca: Unas tostadas con mantequilla y algo de miel, más una tasa de te puro…camino por el largo pasillo notando algo extraño…tanto silencio pensó, pues el único sonido que podía sentir eran las llaves de la celda con cada paso que daba…se empezó a inquietar, apuro su marcha y cuando ya estaba a unos metros de su destino exclamo irónicamente:
Buenos días Polaca, como amanecimos hoy !! No hubo respuesta…la gendarme dio unos cuantos pasos más y se paro justo en frente de aquellos firmes y seguros barrotes de grueso fierro. Miro incrédula al interior de la celda, estaba completamente vacía y dando un grito ensordecedor, la pequeña bandeja con las tostadas y la taza de té volaron por los aires para luego estrellarse en el mugroso suelo…nerviosa y algo histérica llevo sus temblorosas manos a sus bolsillos buscando en ellos como por inercia las llaves de la celda. Casi entre sollozos saco de un gran manojo la escurridiza llave de la solitaria y apartada celda de la Polaca.
No puede ser, no puede ser ¡!! Repetía una y otra vez…por fin abrió la angosta puerta e ingreso al reducido lugar como queriendo encontrar respuestas, inspecciono por cada rincón con el secreto anhelo de encontrar alguna salida oculta…pero todo esfuerzo fue en vano y dando una mirada a su entorno se dio cuenta que se encontraba completamente sola. Giro lentamente su cabeza en dirección a la pequeña ventana, se sintió algo fatigada sin ninguna explicación y llevando sus temblorosas manos a su frente quiso limpiar aquel sudor helado que caía lentamente por su rostro. Camino en dirección a la ventana, se detuvo en frente y miro repetidamente los barrotes que la cubrían…se agolparon en su raciocinio miles de interrogantes desde un como hasta llegar súbitamente aún porque ?...Polaca, Palaca pensó en voz alta… pasaron algunos minutos y su mirada reparo casi sin darse cuenta en una alargada y hermosa pluma blanca depositada en la ventana, como pudo estiro con mucho esfuerzo su brazo hasta alcanzarla, la tomo y al hacerlo una leve y placentera brisa acarició sus mejillas…rompió en un gran y sentido llanto, afloraron las emociones, las culpas, los recuerdos de aquella joven mujer que en tres largos años nunca dijo nada, siempre sumisa aceptando humillaciones, desprecios y burlas…pero siempre hablando de un posible sueño por cumplir.
Guardo cuidadosamente en su bolsillo la delicada pluma blanca, para luego secar rápidamente sus lágrimas mientras dirigía sus pasos a la entrada de la celda…la gendarme se detuvo tan solo un instante, quizás para contemplar por última vez su entorno y en silencio dejando la puerta abierta se marcho. El lugar un tanto lúgubre había quedado completamente vacío…pasaron algunos instantes y en la lejanía de esa maravillosa mañana se podía escuchar entre susurros la voz de la Polaca…libre, por fin verdaderamente soy libre !!!. Un haz de luz en milésimas de segundos invadió el lugar y antes de quedar todo nuevamente a oscuras la puerta de la celda se cerró pausadamente…La Polaca se había fundido en su sueño, el cual desde ese preciso momento sería para siempre un pasaporte seguro a la tan anhelada libertad.